El sexo Mindfulness

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  El mindfulness o atención plena es una técnica milenaria que proviene de …

La atención plena en el sexo

“Pierdo la concentración”, “me cuesta relajarme”, “no disfruto”… todas estas situaciones podrían mejorar si consiguiésemos una atención plena cuando estamos practicando sexo.

Hay ocasiones especiales en las que esperamos una sesión de sexo espectacular, ponemos todo nuestro empeño en que así sea, utilizamos lencería, velas, música, aceites de masaje y, sobre todo, nuestra actitud es totalmente distinta a la del sexo cotidiano.

¿Por qué? Porque toda nuestra atención se dirige al placer y normalmente se consigue que la velada sea muy especial.

Solo plantearnos el poner tantas ganas diariamente nos agota y es normal, es raro disponer de tanto tiempo, tranquilidad y energía para poner toda la carne en el asador. Y es que tenemos un procesamiento mental distinto para cada ocasión.

El sistema que activamos en veladas como la anteriormente mencionada es el mismo que activamos cuando prestamos mucha atención, por ejemplo, para aprender algo. Este sistema se centra en los detalles y en la eficacia, para ello utiliza mucha energía. 

Pongamos el ejemplo de aprender a conducir; toda nuestra atención está en recoger la información necesaria para lograr el objetivo, memorizamos los pasos y salimos de la clase agotados mentalmente.

Una vez aprendido, el sistema pasa a ser automático; nuestra atención disminuye, ya solo utilizamos los detalles imprescindibles y así no gastamos tanta energía. El resultado suele ser peor, lógicamente, pero nos sirve.

En resumen, la práctica del mindfulness podría lograr que nuestra capacidad de atención aumentase y no nos agotase, podríamos hacer que nuestra vida sexual fuese siempre que quisiéramos como en esas veladas tan especiales. 

Estaríamos enfocados al placer, conseguiríamos eliminar ese “ruido” mental que nos impide disfrutar y como consecuencia nuestra vida sexual mejoraría.

Mejora de las disfunciones sexuales

Cuando algo no funciona bien en el sexo lógicamente nos preocupa e invertimos mucho tiempo en pensar en ello, sobre todo cuando la situación temida se acerca.

La respuesta sexual masculina y femenina con todas sus fases y sus cambios físicos y psicológicos solo funciona correctamente si eliminamos las preocupaciones y la ansiedad y nos relajamos. 

Debemos darnos cuenta de que todo lo que signifique ansiedad o nervios será interpretado por el cerebro como un peligro y pondrá al cuerpo en modo supervivencia. En el modo supervivencia simplemente no hay tiempo para el placer.

Así, por ejemplo, un hombre con problemas de erección de carácter psicológico puede notar perfectamente que al ponerse nervioso y preocuparse por el estado de su pene, la erección desaparece y es difícil de recuperar. 

Efectivamente, se interpretó esa ansiedad como peligro y desde luego el cuerpo no va a invertir la energía necesaria para provocar una erección si va a tener que salir corriendo.

Los pensamientos rumiatorios de tipo “no va a salir bien”, “no voy a dar la talla”, “no voy a llegar al orgasmo”… aumentan la ansiedad pero además eliminan otro factor imprescindible para el buen desarrollo de la respuesta sexual; el estímulo erótico. 

Para que se provoque el deseo, la excitación y el orgasmo es imprescindible un estímulo que puede venir de cualquiera de los sentidos pero si estamos pensando en lo mal que nos va a ir es imposible que recibamos esos estímulos necesarios.

El Mindfulness nos ayuda a reducir la ansiedad focalizando la atención en el momento presente, así se eliminan los miedos y las preocupaciones y somos capaces de recibir más estímulos sexuales que nunca.

Primeros pasos en el sexo mindfulness

Podemos comenzar practicando solos en una masturbación con atención plena. Olvidando el objetivo del orgasmo y simplemente manteniendo la atención en todas las sensaciones que recibimos a través de todos nuestros sentidos.

En pareja recomendamos practicar la focalización sensorial; un masaje de todo el cuerpo en el que la persona que lo da debe centrarse solamente en disfrutar de acariciar sin pensar en lo que al otro le pueda gustar más o menos, el receptor solo debe relajarse y centrar su atención en las sensaciones procurando no dejar volar los pensamientos.

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