lunes, 26 de enero de 2015

Sí entienden, pero se hacen,,,,, Hace unos días, en el prestigioso e influyente semanario británico The Economist, apareció una nota que lleva por título “The Mexican morass”, es decir, “El lodazal mexicano”.

Sí entienden, pero se hacen

Por Armando Román Zozaya


Hace unos días, en el prestigioso e influyente semanario británico The Economist, apareció una nota que lleva por título The Mexican morass, es decir, “El lodazal mexicano”. 

Se trata de un texto en el que el presidente Peña Nieto y su equipo son duramente cuestionados como consecuencia de laCasa Blanca, la casa de Malinalco y la casa de Ixtapan de la Sal.


Básicamente, The Economist enfatiza que, incluso si, como argumentan Peña y los suyos, no hay nada ilegal con relación a estos inmuebles, es inaceptable que, quienes vendieron dichas casas a Angélica Rivera, al propio presidente Peña y a Luis Videgaray, sean empresarios que, desde hace años, se han beneficiado de contratos gubernamentales tanto en el Estado de México como a nivel federal. 

En la nota en cuestión se destaca también que a nuestro país le urge cambios institucionales orientados a combatir la corrupción. 

Igualmente, se indica que, a pesar de todo lo anterior, ni Peña ni sus colaboradores han aceptado que el tema de las casas represente un problema. 

Así, según The Economist, Peña Nieto y sus leales “ni siquiera entienden que no entienden” la dimensión del pantano en el que están metidos.




Discrepo totalmente con el semanario británico: ¡claro que Enrique PeñaAurelio NuñoLuis VidegarayOsorio Chong, etcétera, entienden que lo de las casas es, por decir lo menos, moralmente condenable! Es ingenuo pensar que de verdad considere que no hay conflictos de interés cuando contratistas y funcionarios se “rascan las espaldas” mutuamente, para utilizar los términos del propio The Economist.


Lo que no es ingenuo es creer que Peña Nieto y sus colaboradores piensen que no hay nada fuera de lo normal con relación a las casas ya mencionadas: el que empresarios y servidores públicos se beneficien los unos a los otros es cosa de todos los días en México. 

Es, lo repito, lo normal. Tan habitual como que los presidentes municipales se hagan millonarios de la noche a la mañana, los diputados contraten de “asesores” a sus propios familiares, etcétera.

¿López-Dóriga calumniado?

¿O ya se nos olvidaron los moches del PAN? ¿Ya nadie se acuerda de que López Obrador, con recursos públicos, le pagaba a su amigo, y supuesto chofer, un supersalario? ¿No es acaso el Partido Verde una agencia de colocaciones utilizada por Jorge Emilio González para darle “chamba” a sus amigos? Pero una cosa es que los conflictos de interés, la corrupción y la ausencia de toda ética sea lo común en la política mexicana, lo normal, y otra que todo esto esté bien y, obviamente, que no haya necesidad de modificarlo.

Lo subrayo: Enrique Peña Nieto y sus leales saben, sí comprenden, que las críticas que están recibiendo están fundadas, que las merecen, que todos ellos están, efectivamente, en el lodo. Pero, como suele ocurrir entre los políticos mexicanos (esto también es parte de nuestra normalidad política), no les importa.


Presidencia mexicana asegura que Peña Nieto compró "legalmente" casa en 2005

En pocas palabras, y al contrario de lo que sostiene The Economist, el Presidente y sus muchachos sí entienden… pero “se hacen”. 

En concreto, como se dice coloquialmente, “se hacen a los que la Virgen les habla”. Así, minimizan las peticiones para que se disculpen, para que expliquen, para que aclaren y, en el extremo, para que renuncien. Igualmente, no empujan a fondo los cambios y las medidas necesarios para combatir, en serio, a la corrupción. 

Esto tampoco les interesa realmente: un México en el que las corruptelas resultaran en costos, no beneficios, para los políticos, sería un país en el que buena parte de la clase política actual no tendría cabida, comenzando, por supuesto, con aquellos servidores públicos a los que les gusta adquirir Casas Blancas y similares.

Sí comprenden, sí se enteran, sí están al tanto. Pero “se hacen”. Y al “hacerse”, se burlan. Al burlarse, dejan claro cuánto “les importa” el país así como cuánto quieren, en el fondo, “reformar” para “mejorar”. 

Lo peor: no sólo es el PRI; es la clase política en general. Me dueles, México.
                Twitter: @aromanzozaya

México mira hacia otro lado mientras contratistas despluman a Pemex

mx.noticias.yahoo.com/entienden-

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